Que Dios nos ayude
Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe
Dos décadas después del 'fujishock'.
Una noche de un día como hoy, hace veinte años, el premier y ministro de Economía, Juan Carlos Hurtado Miller, anunció, en cadena nacional, el 'fujishock' –que Alberto Fujimori había negado mentirosamente– diseñado para detener la hiperinflación, y que dio inicio a una de las transformaciones más exitosas de la economía peruana que, sin embargo, por no emprender varias reformas indispensables, ha impedido alcanzar todos sus beneficios.
En julio de 1990, el Perú había colapsado por la irresponsabilidad histórica con que Alan García condujo al país hacia la segunda hiperinflación más larga de la historia mundial. Entonces, en un solo día los precios subían más de lo que hoy crecen en todo un año, y los ministros de Economía apristas hacían el ridículo al jurar que el monstruo no pasaría de 40% al mes.
Una hiperinflación es mucho más que un hecho económico; también es político, social y moral. Queriendo extremar la intervención del Estado, García lo liquidó y dejó el país en ruinas, pero también creó las condiciones para la aceptación social del cambio de rumbo. Asimismo, él había tomado el curso de economía más caro de la humanidad, algo que hoy se agradece.
En ese contexto, Hurtado anunció el 'fujishock' en un discurso en el que terminó solicitando "que Dios nos ayude". Fue una experiencia traumática pues la necesidad de eliminar subsidios por US$ 1,300 millones llevó a la elevación explosiva de los precios en un solo día. La gasolina, por ejemplo, en treinta veces.
Esa noche salí a comprar cigarros por Miraflores pero fue imposible pues los vendedores habían perdido la sensación de precios relativos y no sabían cuánto costaba realmente cada bien. La gente quedó desconcertada y asustada, unos mudos, otros hasta llorando por temor. El impacto fue tremendo.
Al día siguiente, Hurtado fue a una misa oficiada en el Callao por
Que Dios nos ayude
Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe
Dos décadas después del 'fujishock'.
Una noche de un día como hoy, hace veinte años, el premier y ministro de Economía, Juan Carlos Hurtado Miller, anunció, en cadena nacional, el 'fujishock' –que Alberto Fujimori había negado mentirosamente– diseñado para detener la hiperinflación, y que dio inicio a una de las transformaciones más exitosas de la economía peruana que, sin embargo, por no emprender varias reformas indispensables, ha impedido alcanzar todos sus beneficios.
En julio de 1990, el Perú había colapsado por la irresponsabilidad histórica con que Alan García condujo al país hacia la segunda hiperinflación más larga de la historia mundial. Entonces, en un solo día los precios subían más de lo que hoy crecen en todo un año, y los ministros de Economía apristas hacían el ridículo al jurar que el monstruo no pasaría de 40% al mes.
Una hiperinflación es mucho más que un hecho económico; también es político, social y moral. Queriendo extremar la intervención del Estado, García lo liquidó y dejó el país en ruinas, pero también creó las condiciones para la aceptación social del cambio de rumbo. Asimismo, él había tomado el curso de economía más caro de la humanidad, algo que hoy se agradece.
En ese contexto, Hurtado anunció el 'fujishock' en un discurso en el que terminó solicitando "que Dios nos ayude". Fue una experiencia traumática pues la necesidad de eliminar subsidios por US$ 1,300 millones llevó a la elevación explosiva de los precios en un solo día. La gasolina, por ejemplo, en treinta veces.
Esa noche salí a comprar cigarros por Miraflores pero fue imposible pues los vendedores habían perdido la sensación de precios relativos y no sabían cuánto costaba realmente cada bien. La gente quedó desconcertada y asustada, unos mudos, otros hasta llorando por temor. El impacto fue tremendo.
Al día siguiente, Hurtado fue a una misa oficiada en el Callao por el recordado monseñor Ricardo Durand, y salió del templo del brazo del sacerdote por temor a alguna reacción adversa, pero recibió un aplauso honesto (los psicosociales de Montesinos recién se estaban organizando). Conscientes de que el esquema previó había colapsado, el país apostó por el cambio.
El camino que siguió fue desordenado pero, al final, se domó la inflación y se abrió paso para un conjunto de reformas económicas profundas, incluyendo apertura, desregulación, privatización y reformulación del papel del Estado y el mercado.
Lamentablemente, sin embargo, las reformas se pararon y no llegaron a áreas clave para la calidad de vida de la gente y la competitividad del país, como salud, educación, justicia o seguridad, pero ese 'fuji-shock' fue el inicio de un proceso singular, por haber sido mantenido durante dos décadas, en varios gobiernos, con el que empezó el vuelco radical de la perspectiva de la economía peruana.
El camino que siguió fue desordenado pero, al final, se domó la inflación y se abrió paso para un conjunto de reformas económicas profundas, incluyendo apertura, desregulación, privatización y reformulación del papel del Estado y el mercado.
Lamentablemente, sin embargo, las reformas se pararon y no llegaron a áreas clave para la calidad de vida de la gente y la competitividad del país, como salud, educación, justicia o seguridad, pero ese 'fuji-shock' fue el inicio de un proceso singular, por haber sido mantenido durante dos décadas, en varios gobiernos, con el que empezó el vuelco radical de la perspectiva de la economía peruana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario