Aldo MariáteguiLA COLUMNA DEL DIRECTORSuscríbete a esta columna |
Habla Felipe
10 de Noviembre del 2010LIMA | Presento algunos deliciosos pedazos de una reciente entrevista al brillante ex gobernante español Felipe González:
"Que se viven los primeros veinte años y se sobrevive el resto (...) Las memorias políticas suelen ser un ejercicio de exculpación de uno mismo y de culpabilización de los otros. Y también hay cosas que no puedes contar. En las luchas de poder, las relaciones son subterráneas: las cuatro quintas partes, como en el iceberg, no se ven. Hay excepciones como la del Vaticano, donde todo es subterráneo. (...) Ponte en la piel de Obama, con el aparato de seguridad que recibió de Bush... Ese hombre creía que podía resolver Guantánamo en 10 meses (...) Han habido demasiados vuelos clandestinos, demasiadas cárceles secretas y muchas de las personas que estuvieron en eso forman parte ahora de sus servicios de inteligencia. Incluso en las democracias más consolidadas ha habido siempre una lucha subterránea entre el poder civil y el militar, o el de los servicios (...) No creo en el fin de la historia, al contrario, estamos comenzando la historia. Hay dos interpretaciones, la de que estamos intentando anticipar futuro en medio de la bruma por los cambios rápidos y profundos que se están produciendo, y, otra, la de quienes dicen que hay una nueva era medieval desde el punto de vista de la estructura política y la distribución del poder (...) me produce muchísima más inquietud que consagremos el derecho a la propiedad como un derecho inviolable, y que menospreciemos que la propiedad más noble que existe -y que cuando te la quitan, para entendernos, es más alienante- es la propiedad intelectual (...) No digo que no pueda existir una organización de la sociedad sin mercado, pero no veo un sistema en el horizonte (...) algo que sea una sociedad en la que se elimine la libertad de iniciativa económica de los seres humanos, que es lo que produce el mercado. Me parece una libertad tan básica como la libertad de creación (...) Lo que pasa es que como nunca enfocamos el mercado así, siempre lo vemos como una abstracción que está fuera de nosotros. Creo en la economía de mercado y no en la sociedad de mercado (...) En lugar de dictar tú la norma para que el mercado funcione, el mercado te impone la norma para sobrevivir (que, por cierto, es la ausencia de norma). Y eso es lo peor, porque el mercado sin reglas te pide hoy lo contrario de lo que te va a pedir mañana (...) Y una vez que pongo ese dinero, puro erario público, puro endeudamiento, y usted ya está rescatado, ahora me exige que reduzca dramáticamente el déficit y el endeudamiento al que he llegado para rescatarlo. Me pide que me endeude y después me exige que me desendeude o me penaliza (...) los infiltrados que funcionaban para la policía, previo pago de su importe, en la lucha contra el terrorismo, tenían que firmar los recibos del dinero que les daban. ¡Hasta ese ridículo hemos llegado en nuestro país! (...) Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA. (...) Nuestra gente había detectado -no digo quiénes- el lugar y el día de una reunión de la cúpula de ETA en el sur de Francia. (...) En aquel momento sólo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés, no te explico toda la literatura, pero el hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión es sí o no. Lo simplifico, dije: no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto. No te estoy planteando el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad. Una de las cosas que me torturó durante las 24 horas siguientes fue cuántos asesinatos de personas inocentes podría haber ahorrado en los próximos cuatro o cinco años (...) En España siempre hemos sido muy frágiles en información, en inteligencia, en la mayor parte de los casos nuestra inteligencia ha dependido de los militares (...) Nosotros no hemos tenido catedráticos de Universidad en inteligencia o altos funcionarios, como ha ocurrido siempre en el Reino Unido. ¿Por qué? Porque los servicios de inteligencia, el espionaje, nos parece una tarea sucia. Y lo es. Eso está mucho más claro en el pensamiento de la izquierda. La izquierda comunista la considera una actividad repulsiva y vergonzosa, salvo cuando está en el poder (...) También por una cierta banalización de la política que sigue a la opinión pública y, por tanto, que contradice la consistencia de cualquier proyecto (...) Lo que quiere decir que si estás haciendo 'seguidismo' de la opinión pública, estás banalizando el debate político hasta el punto de que no puedes desarrollar proyectos políticos que a veces van contracorriente de la opinión pública (...) me encontré por casualidad en el aeropuerto de Washington con Henry Kissinger, y me dijo él: "Mira, Felipe, la política ya está en manos de gente que te hace discursos seudoreligiosos y simplistas y que son más bien ofertas de venta de electrodomésticos" (...) La democracia se ha convertido en mediocracia. En los dos sentidos: democracia mediática y mediocre. Personas que van a programas llamados del corazón, en los que confunden los asuntos de cama de no sé quién con un debate político serio, no me parece aceptable (...) pero a un programa que mezcla las historias de intimidad exhibida con el debate político, es peligroso. Es la servidumbre de creer que la opinión está ahí (...)".
"Que se viven los primeros veinte años y se sobrevive el resto (...) Las memorias políticas suelen ser un ejercicio de exculpación de uno mismo y de culpabilización de los otros. Y también hay cosas que no puedes contar. En las luchas de poder, las relaciones son subterráneas: las cuatro quintas partes, como en el iceberg, no se ven. Hay excepciones como la del Vaticano, donde todo es subterráneo. (...) Ponte en la piel de Obama, con el aparato de seguridad que recibió de Bush... Ese hombre creía que podía resolver Guantánamo en 10 meses (...) Han habido demasiados vuelos clandestinos, demasiadas cárceles secretas y muchas de las personas que estuvieron en eso forman parte ahora de sus servicios de inteligencia. Incluso en las democracias más consolidadas ha habido siempre una lucha subterránea entre el poder civil y el militar, o el de los servicios (...) No creo en el fin de la historia, al contrario, estamos comenzando la historia. Hay dos interpretaciones, la de que estamos intentando anticipar futuro en medio de la bruma por los cambios rápidos y profundos que se están produciendo, y, otra, la de quienes dicen que hay una nueva era medieval desde el punto de vista de la estructura política y la distribución del poder (...) me produce muchísima más inquietud que consagremos el derecho a la propiedad como un derecho inviolable, y que menospreciemos que la propiedad más noble que existe -y que cuando te la quitan, para entendernos, es más alienante- es la propiedad intelectual (...) No digo que no pueda existir una organización de la sociedad sin mercado, pero no veo un sistema en el horizonte (...) algo que sea una sociedad en la que se elimine la libertad de iniciativa económica de los seres humanos, que es lo que produce el mercado. Me parece una libertad tan básica como la libertad de creación (...) Lo que pasa es que como nunca enfocamos el mercado así, siempre lo vemos como una abstracción que está fuera de nosotros. Creo en la economía de mercado y no en la sociedad de mercado (...) En lugar de dictar tú la norma para que el mercado funcione, el mercado te impone la norma para sobrevivir (que, por cierto, es la ausencia de norma). Y eso es lo peor, porque el mercado sin reglas te pide hoy lo contrario de lo que te va a pedir mañana (...) Y una vez que pongo ese dinero, puro erario público, puro endeudamiento, y usted ya está rescatado, ahora me exige que reduzca dramáticamente el déficit y el endeudamiento al que he llegado para rescatarlo. Me pide que me endeude y después me exige que me desendeude o me penaliza (...) los infiltrados que funcionaban para la policía, previo pago de su importe, en la lucha contra el terrorismo, tenían que firmar los recibos del dinero que les daban. ¡Hasta ese ridículo hemos llegado en nuestro país! (...) Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA. (...) Nuestra gente había detectado -no digo quiénes- el lugar y el día de una reunión de la cúpula de ETA en el sur de Francia. (...) En aquel momento sólo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés, no te explico toda la literatura, pero el hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión es sí o no. Lo simplifico, dije: no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto. No te estoy planteando el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad. Una de las cosas que me torturó durante las 24 horas siguientes fue cuántos asesinatos de personas inocentes podría haber ahorrado en los próximos cuatro o cinco años (...) En España siempre hemos sido muy frágiles en información, en inteligencia, en la mayor parte de los casos nuestra inteligencia ha dependido de los militares (...) Nosotros no hemos tenido catedráticos de Universidad en inteligencia o altos funcionarios, como ha ocurrido siempre en el Reino Unido. ¿Por qué? Porque los servicios de inteligencia, el espionaje, nos parece una tarea sucia. Y lo es. Eso está mucho más claro en el pensamiento de la izquierda. La izquierda comunista la considera una actividad repulsiva y vergonzosa, salvo cuando está en el poder (...) También por una cierta banalización de la política que sigue a la opinión pública y, por tanto, que contradice la consistencia de cualquier proyecto (...) Lo que quiere decir que si estás haciendo 'seguidismo' de la opinión pública, estás banalizando el debate político hasta el punto de que no puedes desarrollar proyectos políticos que a veces van contracorriente de la opinión pública (...) me encontré por casualidad en el aeropuerto de Washington con Henry Kissinger, y me dijo él: "Mira, Felipe, la política ya está en manos de gente que te hace discursos seudoreligiosos y simplistas y que son más bien ofertas de venta de electrodomésticos" (...) La democracia se ha convertido en mediocracia. En los dos sentidos: democracia mediática y mediocre. Personas que van a programas llamados del corazón, en los que confunden los asuntos de cama de no sé quién con un debate político serio, no me parece aceptable (...) pero a un programa que mezcla las historias de intimidad exhibida con el debate político, es peligroso. Es la servidumbre de creer que la opinión está ahí (...)".
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