Lula, Soros, Ollanta Humala
Folha de Sao Paulo (Brasil)
Sao Paulo, 9 junio 2011
Por Clovis Rossi
En medio de la campaña electoral de 2002 en Brasil, tropecé con George Soros, el megainvestidor (o especulador, al gusto del consumidor), en una cena ofrecida por el Council on Foreign Relations para los participantes de un seminario en que ambos estábamos.
Soros, como es de su costumbre, fue crudo en su evaluación sobre el pleito brasileño: \"O es Serra o el caos\" (Sierra, claro, era José Serra, el adversario principal de Luiz Inácio Lula da Silva).
De hecho, los mercados, que abominaban de Lula, líder en las encuestas, apostaban contra Brasil: el dólar subía, la Bolsa caía, el riesgo-país subía y por ahí iba.
Tolo e ingenuo aún me di el trabajo de preguntar a Soros si no era antidemocrático ese tipo de comportamiento de los dichos mercados. Coincidió en que era más filosofó: como en la Roma antigua, votan los patrícios (que serían, en el caso, los agentes de mercado).
Como en las democracias modernas vota también el pueblo, Lula acabó elegido. Pero la presión de los mercados condicionó el nuevo gobierno: Lula se vio obligado gracias a nombrar para el Banco Céntral a un diputado electo exactamente por el partido de Serra (Henrique Meirelles), indicó para conducir la economía un ex-trotskista convertido ferozmente al libre-mercado (Antonio Palocci) y adoptó una política económica conservadora para calmar los mercados.
El encuentro con Soros me viene a la memoria, nueve años después, porque la historia está repitiéndose con el virtual presidente electo del Perú, Ollanta Humala. Fue nada más apuntar su victoria para que el dólar subiera, la Bolsa peruana tuviera que interrumpir la sesión cuando la caída ya era de un obsceno 12,5% y hasta en la Bolsa de Santiago de Chile, se despeñaban las acciones de empresas chilenas que operan en Perú.
Simultáneamente, se incrementaba la presión para que Ollanta indique sus "Paloccis y Meirelles" para Economía y Banco Céntral. Humberto Speziani, presidente de la Confiep (la confederação de las industrias), no tuvo el más pequeño pudor hasta en indicar el nombre que prefiere para el BC: Julio Velarde, que viene a ser el actual presidente del Banco Céntrico, corresponsable, por lo tanto, de una política económica pro-mercado.
ES bueno que se diga que esa política, dedes el punto de vista del crecimiento, resultó hasta más correcta que la que Lula acabó adoptando en Brasil: mientras que en los ocho años del lulismo, el crecimiento medio anual fue del 4%, en los cinco años del actual presidente peruano, Alan García, el crecimiento medio fue casi el doble (7,1%).
No obstante, prevalece el carácter antidemocrático del cerco de los mercados a los electos: por mucho que el país haya crecido, una encusta hecha el mes pasado por la Universidad Católica mostró que solo 22% de los investigados creían que la política económica debería ser mantenida por el gobierno que saldría de las urnas de domingo, relató New York Equipos". Añadió un comentario de Steven Levitsky, profesor de gobierno de la mitológica Harvard University que este año está lecionando en Lima: \"Dato el \'boom\' económico, el hecho de que uno de cada cinco peruanos no quiere mantener el status quo es extraordinario\".
Nada impide que Humala emule a Lula, gire para el conservadorismo y, aun así, lo haga bien como lo hizo el brasileño.
Pero también nada garantiza que consiga la estabilidad que Lula obtuvo, gracias a sus méritos y también a su conversión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario